miércoles, 24 de junio de 2015

Mediocridad


Sigilo, temor que se pierde en la impaciencia. Aguardando una suerte de la cual se espera ser merecedor. Y aunque a veces suceda, no podemos tan sólo esperar. Debemos darle una mano al destino para que no se desaparezca, para que no siembre de malas hierbas, un sendero que necesitamos despejado. Mediocridad, eso es, simple y pura mediocridad, nos hunde, nos aletarga y no hace creer que no hay más o que tan sólo aún no nos llegó.

¿Es justo hacerle tan fácil el trabajo a la señora de la hoz ?. No tiene sentido, ni lo tendrá, no hay salida de un pasado, de una figura que muere en una foto que sólo se encuentra en el alma y mortifica el corazón de quien desespera. La piel se siente roída, vacía como un costal que sostiene la intolerancia de no ser más, de no llegar a ser.

El tiempo ataca y no perdona ni un miserable segundo, jugando entre la lágrima y la media sonrisa, en la más histérica sensación nos jala hacia abajo, hacia el pozo. Tiñe el aura del color más gélido, y todo queda en un matiz de grises, que conforma y nos escuda en lo clásico, en lo estético.

Es casi un infierno de mentes vanas, una mascara que oculta la desprolijidad de un sentir desordenado, quedado en la tiranía de los giros solares. Año tras año, nos preguntamos cuando llegará el día, cuando se presentará ante nuestra mirada esa olla de oro, o esa sensación de satisfacción, que sólo puede otorgarnos el éxito.

Pero la vida nos golpea con nuestro propio miedo, con la incertidumbre y así, nos refugiamos como perturbados, y aparentando estar atrapados en camisas de fuerza, pedimos a gritos una pared acolchonada que contenga los golpes con los que esta vida nos azota.

¿Cuál es la salida ?, nadie lo sabe, pero la pared se desgasta, y la habitación se hará cada vez más pequeña, y pronto deberemos decidir, si la respuesta es salir al mundo o dejar que nuestro espacio disminuya hasta reducirse a un pequeño cajón de madera.

~Enerone

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